23 de febrero de 2006

CONFESIÓN


Hoy la lluvia me permite escribir. Los estibadores no trabajan.
Tengo que confesarme ante vosotros, sois los únicos jueces que reconozco, mis amigos, ayer fui a descargar un barco repleto de cemento.
La confesión tiene sus razones, independientemente de que cada uno use su tiempo libre para lo que le venga en gana, y es que después de declararme públicamente en contra del proyecto de autopista y otras construcciones aberrantes, voy y descargo (supondréis que no estaba solito) 3000 toneladas de cemento para que sigan construyendo.
Os imploro perdón y alego en mi defensa que de no haber ido el barco se habría descargado igualmente y yo habría dejado de percibir un dinerito que me hace falta, rellenar un blog y hacer cuatro fotos no da para vivir, y hasta el verano falta mucho.
Tengo el castigo del remordimiento, que no es poco.

8 comentarios:

  1. Anónimo11:03 p. m.

    Ya te vale, pero claro, a si os pasa lo que os pasa, el dinero es el dinero...

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  2. Anónimo1:34 a. m.

    No te castigues así, como tu muy bien dices, otro lo habría descargado, también podrías pensar que el cemento es para construir un museo, colegio, hospital...
    No juzgo a mis amigos.
    En tu situación, yo habría hecho lo mismo.
    Besos animososssss.
    Helena.

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  4. Anónimo1:23 a. m.

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  6. Anónimo4:15 p. m.

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  7. Anónimo2:37 p. m.

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