
Ya ha pasado un poco de tiempo de mi visita a Formentera a la casa de Mariano Llobet donde, en la casa de al lado, me encontré con esta alegre payesa llamada Rita de noventa y pico viviendo sola en su sencilla casa. No recuerdo haber visto nunca más una sonrisa tan sana.
qué pasada, me ha gustado mucho esta entrada, ver a esta señora como tú dices con esa sonrisa tan sicera y plena es maravilloso.
ResponderEliminarUn saludo,
Rachel
yo si, la de mi abuela.
ResponderEliminar