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Es una corta transhumancia, no más de doscientos metros de sus corrales la señora se las lleva a pastar bajo los almendros en el Plá de Corona. Qué placer parar el coche y esperar sin prisas a que hagan su camino por el mismo lugar que hasta hace bien poco el asfalto era camino de tierra.
Juan,
ResponderEliminarme encanta esta foto.
además he vivido tantas veces esta espera detrás del rebaño del vecino cuando vivíamos en la casa del campo.
un abrazo