
Roberto nos invitó a un té a Jorge y a mí en su maravillosa casa. Todavía queda gente en Ibiza que se toma la vida sin más pretensiones que vivir cada momento sintiéndose dueño de sus propias decisiones. Al fin y al cabo la libertad es sólo eso, y casi ninguno lo conseguimos.
Que detalles más bonitos!
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