Atlantropa es el nombre dado a un proyecto que preveía la construcción de una inmensa presa en el estrecho de Gibraltar, lo que habría permitido cerrar el mar Mediterráneo. Se propuso por primera vez el 1 de marzo de 1928 por el arquitecto alemán Herman Sörgel.
El constituyente básico del proyecto era la construcción de una inmensa presa hidroeléctrica de 35 km de longitud en el estrecho de Gibraltar, lo que habría permitido aislar el mar Mediterráneo del océano Atlántico. Dicha presa tendría un caudal de más de 88 000 m³/s, permitiendo la producción de al menos 50 000 MW,1 el equivalente a 31 EPR. La presa fue diseñada por Bruno Siegwart, y debía incluir centrales hidroeléctricas subterráneas, así como un conjunto de canales y esclusas. Estas debían estar señalizadas en el lado Atlántico por una torre de más de 400 m de altura.
El proyecto preveía también la construcción de una segunda presa de menor envergadura entre la bota italiana, Sicilia y Túnez. De ese modo, el Mediterráneo se habría dividido en dos cuencas, la occidental, con un nivel de 100 m inferior al normal, y la oriental, que habría sido inferior a 200 m. La presa situada entre estas dos cuencas también permitiría la producción de energía eléctrica, con vistas a un agotamiento a largo plazo de los recursos de carbón y petróleo. De este modo, Europa se habría encontrado en posesión de recursos energéticos suficientes para todo su territorio.
Incompleto aún, el proyecto fue presentado por primera vez al público en marzo de 1928. Entonces, el New York Times publicó un artículo sobre el tema. Herman Sörgel fue invitado a la Exposición Universal de Barcelona de 1929.
Pero el gran proyecto de Atlantropa llegaba mucho más allá del mar Mediterráneo. No era solo la idea de conectar Europa con África para facilitar el colonialismo, sino también aumentar el valor íntegro del continente africano y su capacidad para desarrollarse. Es por esta razón por la que Sörgel también ideó una gran presa en el río Congo, en torno a Kinshasa y Brazzaville, para crear un lago artificial y abastecer mediante la energía hidroeléctrica a todo el continente africano.
La idea empezaba en el nuevo lago Congo, pero no se ceñía exclusivamente a él. Este lago tendría un abastecimiento de agua casi ilimitado, gracias a las lluvias tropicales, por lo que se conectaría mediante el río Ubangi a la cuenca del lago Chad. Esto permitiría agrandar y recuperar forma indirecta el antiguo lago Mega-Chad, en la parte sur del Sahara. Este nuevo lago de agua dulce sería clave para crear una nueva red de canales de irrigación que ayudaría a sustentar vegetación y cultivos en todo el Sahara.