Cristina Amanda Tur.- En la base de la
bóveda, un escudo data la construcción de la capilla en 1690. Probablemente es
el año en la que fue finalizada y decorada con esgrafiados que representan
motivos florales, aves, ángeles, escudos y perros. Las iniciales IHS que pueden
leerse en el centro de las insignias, rojas y negras, de la bóveda de medio
cañón informan de que estaba dedicada al Santo Nombre de Jesús, a Jesús
Salvador de los Hombres (IHS es el monograma de Iesus Hominum Salvator). El
cuadro negro central, más grande que el resto, y los cuatro de los laterales
llevan todos este cristograma, mientras que los otros cuatro tienen
superpuestas las letras M y A del nombre de María.
Y
si bien gracias a un escudo conocemos que esta capilla, la capilla de Benirràs,
más conocida popularmente como la capilla Pintada, fue construida en 1690,
desconocemos por qué razón sus exquisitas pinturas fueron, en algún momento,
encaladas y ocultadas. Con el paso de años y siglos, sal y humedad fueron
corroyendo las imágenes bajo la cal. Hasta que, a mediados de los 90 se
destaparon y la antigua capilla destinada a mujeres (que podían acceder al
lugar por una discreta puerta que daba al patio y que aún se conoce como la porta de ses Dones) recuperaba su esplendor. En el
proyecto de restauración, desarrollado en tres campañas desde 1995 a 1997,
participó el Getty Conservation Institute (GCI), que, de hecho, promovió la
rehabilitación y que conoció la existencia de las pinturas murales de Sant Miquel
gracias a la intervención de un matrimonio americano residente en Los Ángeles
que había vivido antes en la isla. La capilla ibicenca dio al GCI (una
organización con sede en Los Ángeles que trabaja en todo el mundo por la
preservación del patrimonio cultural mundial) la oportunidad de probar nuevas
técnicas para el rescate de pinturas murales tapadas. Y se convirtió, asimismo,
en una magnífica práctica para estudiantes del curso de conservación del
Courtauld Institute of Art de la Universidad de Londres. Cooperación inglesa y
americana para una pequeña capilla del norte de Eivissa.
Poco a poco, las pinturas ocultas fueron saliendo a la luz, con las formas
sinuosas de hojas y flores, de grandes claveles en los muros y de espigas que
surgen de jarrones en la vuelta del arco de entrada, con sus escudos y los
nueve rombos de la bóveda que recuerdan a Jesús Salvador de los Hombres y a la
Virgen María. También salió a la luz un rosetón en el muro interior y se
recuperó el zócalo, de fondo gris y con figuras octogonales, cuadrados y cruces
grabados en blanco, que parece simular un embaldosado.
La capilla Pintada, inicialmente dedicada al Santo Nombre de Jesús, pasó a
estar dedicada a San José cuando la cofradía del Santo Nombre de Jesús (de la
que formaban parte muchos miquelers y
que la había auspiciado) perdió su relevancia. Hoy se encuentra bajo la
advocación del Corazón de Jesús.