10 de agosto de 2009

MI CÁMARA AMIGA


Mi cómplice colabora conmigo para paliar momentos de soledad. Ella y yo captamos imágenes para después comentar juntos la escena. Yo observo las cosas y apretó el botón. Ella recoge el momento y le pone bellos colores, tal vez más bellos que en la realidad. Al final, cuando ella duerme en su bolsa, siento una especie de anemia de besos y un principio de cáncer de olvido.

1 comentario:

el cielo dijo...

Menos mal que siempre hay alguien que nos acompaña.