Al marcharme de Atlantis y atravesar un pequeño pero empinado desierto de arena dejo atrás el mar y me despido mirando a lo alto de la Torre d´es Savinar enclavada en la cima del acantilado para vigilar las invasiones piratas de antaño.
Hay algo que desde aquí pediría encarecidamente: A los que visiteis este lugar, por favor, dejar las piedras en paz, los dibujitos y las firmas no son eternos, únicamente dañan las piedras, disfrutar de esta belleza tal como es.
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