POZO EN EL TORRENTE

Es curioso que sin pretender dejar los avatares de mi vida en manos del azar, me ocurren cosas contínuamente que no controlo y que parecen provenir de ese mundo misterioso en donde las cosas pasan sin que podamos hacer nada para remediarlas, simplemente ocurren porque parecen estar escritas en algún lugar o previstas de alguna forma.
Yo pongo de mi parte la ilusión y el optimismo hacia la vida.
Desde pequeño ya supe que con una visión triste y pesimista de la vida, la realidad no iba a mejorar. Sin embargo, con una visión lo más alegre y optimista posible, incluso por encima de la realidad, mi vida parecía ir mejor.
Todo eso llevado a los detalles más ínfimos, a la cotidianeidad más insulsa. No usar la alegría únicamente para los grandes acontecimientos, sino respirar a fondo desde nada más abrir los ojos por la mañana.
Hace unos días me perdí en el bosque, durante una hora no sabía dónde estaba ni a dónde iba. Es una exageración, en esta pequeña isla nunca te puedes considerar realmente perdido, pero por dentro de un espeso torrente de zarzas me sentí por un momento perdido en la selva amazónica.
En el fondo del torrente me encontré con lo que esperaba, paredes de piedra, todos los torrentes de la isla estaban antaño bancalizados para sembrar. Y allí mismo, lo que buscaba, un pozo construido sobre una fuente natural. Me habían hablado de él y tenía ganas de encontrarlo, lo busqué en un libro sobre los pozos y fuentes de Ibiza y éste no está catalogado. Al lado, una higuera, en esta época vacía de hojas y frutos, pero con un disco compacto atado con un hilo y colgado de una rama como suelen hacer los campesinos más modernos para ahuyentar a los pájaros con los reflejos que emanan al moverse con el viento. Me acerco a leerlo, por eso del azar, y el título del disco era: “Everything´s gonna be alright”, “Todo irá bien”. Y allí estaba el camino de salida del torrente.