No es la primera vez que escribo sobre lo mismo. No dudo que el eremita que vive en la cueva sea una bella persona que no hace ningún mal a nadie. Pero dos puntualizaciones: La primera es que se juega la vida para llegar ahí debido a los contínuos desprendimientos de rocas del acantilado, y si ocurre alguna desgracia después se buscarán responsabilidades. Lo segundo es que Cala Llosar es un lugar único y nadie debe instalarse a vivir allí, ni montar santuarios religiosos, y mucho menos llenarlo todo de todo tipo de trastos. Es un lugar natural y geológicamente único que pertenece a todos los ibicencos.
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