Rojo pasión y verde esperanza. Me quedo con la pasión, mi esperanza está siempre cargada de lógica y se convierte en espera premeditada, calculada, casi provocada, o sea que no tengo esperanzas de lo que no me merezca. Pero la pasión no puede calcularse y no pretendo controlarla ni evitarla, sólo vivirla y si es necesario sufrirla.
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