22 de noviembre de 2007

CALLAR (II)


Empieza a cambiar la forma de ver la vida, a notar lo que le ocurre alrededor, empieza a ver y sentir las cosas más como son que como a él le conviene que sean.
Va anotando interrogantes, preguntas a sí mismo sin prisa a tener u obtener respuestas, intentando notar en su cuerpo lo que pasa por fuera y que su mente tiende a analizar.
Se encuentra con personas que hasta hace poco nunca se hubiera dado cuenta de que existen y a su vez él se entrega más sinceramente de lo que hubiera imaginado, incluso en silencio.
“Callar es también limpiar la mente de versiones de la realidad.”-escribe-
Y buscando…”…no están preocupados por la verdad, sino por eliminar lo les que impide percibir la realidad…”

"Una pregunta es algo abierto, es algo en germen, es algo que requiere tiempo y silencio, es un estado de espera, es la forma más humana de vivir, al acecho, curiosos, atentos, expectantes. Si sustituimos esta actitud por la urgencia, nuestras respuestas no responden a las preguntas sino que las matan, las liquidan. Inventamos respuestas para terminar con las preguntas, sin preocuparnos demasiado de si responden o no a lo que nos preguntamos. El vivir en la pregunta, en el estado de no saber, parece ser lo más incómodo del mundo, mejor matar la pregunta, nos decimos, y vivir engañados, que vivir sin saber, al acecho".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese es el argumento que utilizo Douglas Adams para su trilogía (de 4 libros) “El autoestopista galáctico”.

En su novela de cienciaficción humorística, describía a una civilización tan superior, que ya tenia todas las respuestas, pero les faltaban, las preguntas.
Ahora todo su afán era buscar las preguntas para sus respuestas.

Es una obra genial.

Beni