17 de noviembre de 2007

SOPA DE CARACOLES







Más antigua, del renacimiento, es la sopa de caracoles del pintor, escultor, arquitecto y maestro de banquetes en la corte de Ludovico Sforza, Leonardo da Vinci, que trabajó como jefe de cocina en una taberna florentina llamada justamente Los Tres Caracoles. El artista ocupó este cargo tras el misterioso envenenamiento de todos los cocineros del restaurante en la primavera de 1473 y lo dejó cuando, cinco años más tarde, se incendió el establecimiento a causa de una riña entre bandas rivales de Florencia. Entre sus anotaciones culinarias, Leonardo explica cómo presentar los caracoles: han de colocarse sobre una bandeja de polenta endurecida y untada con miel, y golpear con un martillo sobre la concha para que los fragmentos se peguen a la miel y pueda desprenderse fácilmente el cuerpo del caracol, que se cogerá con los dedos y se bañará en una salsa de mantequilla, ajo y perejil. “Recelo de que éste sea un plato adecuado para príncipes o princesas de sensibilidad –anota el artista–, estoy convencido que ha de haber alguna forma más ordenada de comerlo y he de dedicarme a buscarla”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran invenció els escuradents!!!!!!!! x x x x Fina

Anónimo dijo...

Pues que se venga el Leonardo a la tabernita de La Puerta de Toledo, aquí en Madrid.
De reyes…, oiga.

Beni