Es una corta transhumancia, no más de doscientos metros de sus corrales la señora se las lleva a pastar bajo los almendros en el Plá de Corona. Qué placer parar el coche y esperar sin prisas a que hagan su camino por el mismo lugar que hasta hace bien poco el asfalto era camino de tierra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Juan,
me encanta esta foto.
además he vivido tantas veces esta espera detrás del rebaño del vecino cuando vivíamos en la casa del campo.
un abrazo
Publicar un comentario