12 de junio de 2006

CARTA XXX


Te adelanto este e-mail, tengo una carta a medio camino entre mi bolsillo y tu casa… y se me ha comido el tiempo la inconsciencia o la excesiva consciencia de intentar ubicarme en este espacio mallorquín que tanto me atrae y me confunde.
Para sobrellevar muchas historias de tristeza arraigada, he aprendido (aún estoy en ello) a no darles más importancia que al instante. Pongo el presente inmediato por delante y así consigo entregarme de lleno sin miedos, ni cálculos, ni prevenciones…, arriesgado pero intenso.
Hace unos días descubrimos que uno de mis niños más pequeños está peor de lo que creíamos. Tiene ataques epilépticos cerebrales que no se manifiestan de forma física externa pero que justifican los escasos progresos que hemos logrado con él. Es el niño más cariñoso que he conocido. Fue el primer pequeñín en quien me fijé antes de estar con ellos, en una fiesta familiar. ¡Dios mío!, ahora que te escribo soy por primera vez verdaderamente consciente de lo que le está pasando. Lo noto porque lloro…Cada día tienen un precio más alto las lágrimas, me vienen genial…, ya se me estaba desdibujando el surco acostumbrado del llanto.
Algo se está desestabilizando en mi interior aunque todavía ni siquiera me sé explicar a mí misma qué sucede… ¡Tenía tan ajustado el puzzle de mis sueños!
Pensaba que el amor abría todas las puertas…, pero no pensé que podíamos equivocarnos de amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SÍ, MIGUEL, Y PARECE QUE ENTONCES TE QUEDAS SIN BRÚJULA AUNQUE SIEMPRE HAY NUEVOS SUEÑOS A PUNTO DE DESPERTAR EN NOSOTROS E IMPULSARNSO HACIA DELANTE