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Estoy leyendo un curioso artículo que os resumo parcialmente:
Los esfuerzos por probar racionalmente la existencia de Dios, según Vasek (periodista y ensayista alemán), han desembocado todos en fracaso y ya en el siglo XVII Blaise Pascal (matemático, físico, teólogo y jugador apasionado), creía que se trataba de una cuestión ante la que no quedaba otra posibilidad que apostar a ciegas.
Como punto de partida, Vasek asume que la probabilidad de que Dios exista es de un 50%. Lo que, según admite, es una manera de decir que no se tiene ni la más remota idea de cuál es la respuesta más adecuada, puesto que la hipótesis contraria se asume como igualmente probable.
“Vivimos en un universo improbable”, dice Vasek, y para hacerlo un tanto más probable (y en vista de que parece existir) opta por aumentar la probabilidad de la existencia de Dios al 80%.
Aunque la evidente posibilidad que tenemos los seres humanos de reconocer el bien aumenta en algo la probabilidad de la existencia de Dios, la existencia del mal le da un duro golpe hasta reducirla al 45%.
Y así va jugando con posibilidades y porcentajes que desembocan en una mayor duda, que es de lo que se trata.
Si en verdad Dios existiera y fuera una estrategia la que permite el sufrimiento como prueba para ganarnos su cielo, le podría salir el tiro por la culata si no echa una mano urgentemente para que el dolor y la miseria no toquen siempre a los mismos.
Los esfuerzos por probar racionalmente la existencia de Dios, según Vasek (periodista y ensayista alemán), han desembocado todos en fracaso y ya en el siglo XVII Blaise Pascal (matemático, físico, teólogo y jugador apasionado), creía que se trataba de una cuestión ante la que no quedaba otra posibilidad que apostar a ciegas.
Como punto de partida, Vasek asume que la probabilidad de que Dios exista es de un 50%. Lo que, según admite, es una manera de decir que no se tiene ni la más remota idea de cuál es la respuesta más adecuada, puesto que la hipótesis contraria se asume como igualmente probable.
“Vivimos en un universo improbable”, dice Vasek, y para hacerlo un tanto más probable (y en vista de que parece existir) opta por aumentar la probabilidad de la existencia de Dios al 80%.
Aunque la evidente posibilidad que tenemos los seres humanos de reconocer el bien aumenta en algo la probabilidad de la existencia de Dios, la existencia del mal le da un duro golpe hasta reducirla al 45%.
Y así va jugando con posibilidades y porcentajes que desembocan en una mayor duda, que es de lo que se trata.
Si en verdad Dios existiera y fuera una estrategia la que permite el sufrimiento como prueba para ganarnos su cielo, le podría salir el tiro por la culata si no echa una mano urgentemente para que el dolor y la miseria no toquen siempre a los mismos.
5 comentarios:
me parece que el error de base es intentar comprender la existencia de Dios racionalmente. ¿cómo va a captar el cerebro humano algo inaprensible?
en cuanto a la foto que incluyes, parece un cactus... o algo así. ¿ha sido tallado? o lo encontraste tal cual. porque si fuera natural esta foto podría demostrar la existencia de un dios...escultor. ;-) salu2
si, es un cactus, y me estaba mirando tal cual.
Es bueno tener a Dios como complemento de la ciencia, para así cerrar nuestra comprensión cósmica.
Nuestro universo se forma a partir del BigBan producido por un fósfor que alguien encendio para dar fuego a un cigarrillo en una dimensión sin ministras puritanas que prohiben fumar.
¿Y quien es Dios? ¿el que enciende el fósforo? ¿o el director de la empresa donde trabaja?
Además, a Dios le importamos un carajo. Y ya verás como tirará el fósforo y se nos acabará nuestro universo.
Hasta el próximo cigarrillo.
Beni.
Unos neandertales muy brutos se lo inventaron para dar explicación a lo no entendían... imaginación no les faltó.
Bikos.
Así es, Salón de sol, tengo la misma hipótesis. ¡¡Pero no se quedó en los neandertales!!, hay todavía muchos Homo sapiens con mucha imaginación y poca creatividad que lo siguen reinventando.
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