2 de junio de 2007

ATARDECER EN EL HOSTAL LA TORRE


La línea del horizonte siempre intacta,
ni el oleaje la desdibuja.
Un barco la traspasa y cae al precipicio,
aunque dicen que sigue navegando detrás de ella.
Otro viene del mismo lugar, será verdad.
La Isla Conejera quiebra la línea recta
con su inconfundible silueta para los asiduos.
El sol desazulea las aguas,
las convierte en plateadas,
pero yo sé que son azules.
Las gaviotas se enfadan con la música de La Torre,
nadie las avisó de lo del Chill Out,
de todas formas suenan voces angelicales,
como algo que oí en el Templo del Cielo en Beijing.
Estar aquí y no en otro lugar,
eso importa tanto
como cuando estoy en otras tierras
y me olvido de esta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué bonito escribes! Me ha traspasado un rayo de sol desazuleador de esos tuyos que plasmas tan bien en tus fotos.
Un beso muy azul.