10 de julio de 2006

CARTA XXXIV


A menudo me aseguro a mí misma que necesito tu rico desierto para coger aire y cogerme entre los silencios… pero mi corazón está acelerado y las ganas de vivir y de vivirme se están despertando con un hambre que me cuesta controlar.
¿Es posible amar a dos personas? Vaya… qué difícil establecer con claridad los márgenes entre el deseo y el amor…aunque están perfectamente definidos…las traviesas situaciones del azar logran hacer estratégicas jugadas que tienden a confundirnos, especialmente cuando se tiene mucho hambre de vida.
¡Me dejé morir!... y ahora estoy en paz conmigo. No me importa lo que arriesgué, ni siento que hubiera perdido nada…sin embargo, hoy todo lo que podría ser riesgo asumido suele convertirse en dilema moral que me arrastra durante demasiadas semanas.
Me he aleccionado, con excesivo puntillismo, en renunciarme, dejar ahogados mis deseos y sueños para que tengan cabida los de otros, un solo otro normalmente. Estoy corriendo por los minutos pero mi interior se ha detenido en sí mismo, buscándose, intentando recuperar las ganas de nuevas metas.
Los desiertos encierran los mayores tesoros y…en ellos una visita inesperada tiene el valor incalculable de lo pródigo.

1 comentario:

Equilicua dijo...

Comentar las cartas está difícil, sea:

El enamoramiento suele conllevar exclusividad, el amor no.

Si sólo amas puedes querer siticientas personas más.

Si estás enamorad@ solo hay sitio para un@.