Ya sabías que elegirías un tiempo para detenerte en ti, ¿a que sí? Porque el antes de los grandes recuerdos activistas y el aparente coleccionismo ilimitado se cansó algún día mientras veías a Indurain o a Moyá y descubrías, por sorpresa, que todas tus estanterías estaban a rebosar de vivencias contenidas en formas inverosímiles y menos extraordinarias pero también únicas, vacías sin ti sellado en ellas.
Te has parado tú, aunque parezca que la rutina te ha desahuciado de sus dominios.
Creo que la Vida (quizá VIDA) empezó a tomarte mucho más en serio desde el toque de queda que tu corazón quiso dar hace unos cinco años.
Y tú, bueno, tu responsable conciencia, os prometisteis aminorar la aceleración insalubre de tus deberes anodinos (al espíritu) de tamaña importancia en el día a día.
Pero las promesas necesitan un testigo ajeno a ellas y a quienes las realizan, y tú te comprometiste contigo. Así que… la VIDA asumió el rol de testigo y se ha encargado de hacerte cumplir aquello que te debías: recuperar el sabor de la comida… en definitiva RECUPERARTE.
Quizá ibas muy despacito, desconfiado por culpa de la costumbre y de la tentativa a huir de los potenciales “noes”, y ALGUIEN ha querido lanzarte, ponerte de cabeza al precipicio para que agites tus alas, ¿o no te acordabas de ellas?
Tal vez siempre has pensado que había tiempo… ¡Qué mentirosillos somos con nosotros mismos!
Yo, a menudo, me digo “mañana” y ¡un caray!, ¿qué mañana he conocido?, ninguno, sólo conozco hoys.
Ahora leo: “debido a que vivimos en el futuro y en el pasado en vez de en el presente, continuamente nos planteamos las cuatro preguntas de la vida, aquellas que la filosofía ha tratado de responder a través de la historia: ¿de dónde venimos?, ¿adonde vamos?, ¿porqué estamos aquí?, ¿Quiénes somos? La astronomía dice que venimos de las estrellas y que a ellas regresaremos…
“Existe una relación entre la conciencia y el tiempo…un mendigo dirá: hoy no me fue mal. El panadero: esta semana me fue bien. El trabajador de una zapatería: este mes ha sido muy bueno. El propietario añadirá: este año me fue muy bien. Un presidente de una multinacional tiene una visión aún mayor: esa será nuestra línea para el próximo siglo. Y cuando se encuentra con un ser sabio, con perspectiva universal, ¿de qué habla?: de la eternidad. No piensa en términos y tiempo mortales, piensa para siempre.
En ese siempre te encuentro a ti, por eso no importan los minutos separados, que no me sirven sino como aseguradores de cuánto te sé y tú me vives a mí sin que las banalidades absolutas de la costumbre (un resfriado, una pelea, un error, una victoria,…) tengan poder excesivo en la magnitud de nuestras cartas dedicadas.
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