12 de diciembre de 2005

FOTOGRAFÍA

















Una imagen congelada en el tiempo
fijando una idea de la realidad
que mis ojos captan y mi mente cree
y que necesita de un pulso firme
y una decisión exacta
para apretar el botón de la cámara
e inmortalizar el momento justo,
eso es una foto.


La fotografía es como un espejo frente a otro espejo, la realidad que pretendemos captar es sólo un pequeñísimo reflejo de la misma distorsionado por nuestros prejuicios y filtros mentales. Una imagen es apenas un fragmento de luz, un espejismo. Solamente se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.

CARTA (V)


No me puedo explicar, así, como se me flexibilizan los márgenes ideales del amor palpable, por qué Luis responde ahora a lo que siempre ha anhelado mi corazón.
Despierto, jugando a ser reales, se le escapan excesivas desavenencias contra mi platónica guarida, pero basta un acierto, una coincidencia exacta para dispararme la fe absoluta en quienes somos entremezclándonos los dos.
Si se atreve a detener su ritmo acelerado de cotidianeidad novedosa y me mira, entra en todo lo que silencio.
Nunca sentí que me recorrían los párpados desde dentro.
Las noches lo delatan. Cuando pierde la conciencia, se le desnudan los miedos... Incluso sus sueños hablan en voz alta.
Me completa el mañana... Siempre tenté los futuros de mis atrevimientos con un alguien caudillo de una causa limpia, generosa y olvidada.
Luis iza la bandera de los niños x-frágil. Amo su capacidad de amarlos.
Llega, agotado de trabajar con ellos, y se sienta ante su ordenador para seguir investigando... Yo aguardo el abrazo del sueño. No antes tendré su atención. Admiro su entrega.
Sabe que quizá no logrará demasiado. Los dos sabemos que siembra para siempre.
No es capaz de amarme, ni de amarse a voz en grito... pero, cerca de mí, siento que me quiere.
Es extraño pero no necesito que me lo diga para entenderlo.
Me acecha un miedo del que tanto tiempo antes me burlé. El temblor, aún de baja intensidad, de entregarme sin reservas y perderlo.
Quizá mi flaqueza tenga esa válvula de escape: la sombra tenue de una soledad indemostrable todavía.
Soy torpe por atender a este pavor famélico. Aprendí, de ti, de los años, de la literatura,... que el Amor está en uno mismo, independientemente de la ausencia o no de la persona que excusó su inicio.
Sigo,... hacia un rumbo... que ya se encargarán de marcarme los años que me quedan...
Mi auténtica preocupación es dejar de preocuparme.
No quiero vivir en el estrecho margen del día a día porque me perdería todo el resto del mundo que no soy yo.
¡Qué incongruente es la existencia humana!
La calle de un barrio antiquísimo entremezcla a yonquis y vagabundos con elitistas abogados, elegantes funcionarios y otros tipos de caras carteras y trajeadas “pintas”.
Otra vez me pillo los dedos con puertas que no se ven.
Hace dos días todo era asombroso. Los dos últimos se tintaban con un gris inesperado y sin esperanza.
¡Qué antagónicos pueden ser los instantes!, o ¡Qué contrario un latido de otro!
Hace horas que he dado nuevas volteretas. Me doy cuenta que vivo al filo de las emociones.
Siempre se filtran, luego, en mi reflexión pero, humanamente, hay algo o mucho que suele escapárseme.
M e encuentro incapacitada, en momentos crudos, para calmar tanto dolor o cualquier suplicio humano. ¡Me falta tanta sabiduría de libros y de años! El tiempo no me concede una pausa, para que me entrene con destino a vivir. ¡Que va!
Somos lanzados con la torpeza de la ignorancia-que dura todo el recorrido vital- y la inexperiencia que puede reducirse a peor.
Luis me empuja continuamente a los extremos y siempre me sitúa en el centro para que decida mi inclinación.
Me pone a prueba. Así conoce mis límites y mis razones, ¡Parece psicólogo!, tiene la carrera y un don innato de manipulación, que, afortunadamente, está guiado por la bondad.
A veces se me empequeñece la fe en mí y en los demás.
Pongo en el tribunal de los acusados la buena humanidad y, generalmente, huyo antes de conocer la sentencia.
Otras veces, una mirada transeúnte me anima a levantarme el ánimo.
Casi siempre hay un ángel en el instinto que me identifica, una luz que nutre, una hoguera que protege, un más allá expectante.
Sin el mal no existiría su contrario; así se logra el equilibrio.
...Y no sé si es la excusa razonable para digerir espiritualmente atrocidades que podrían, al menos, ser combatidas a riesgo de fracaso.
Si cada uno nos atendiéramos a nosotros mismos, otro gallo cantaría.
Lo sé pero el mundo es un desajuste improvisado con lágrimas de cocodrilo... ¡Es broma!
¿De qué me sirve pensar si mi acción es nula?
Quiero empezar pronto a trabajar pero con todo el cuidado de mi desconocimiento.
De vez en cuando, tengo miedo del horror humano porque ya no me salen lágrimas y toda su humedad se queda dentro de mí, calándome las emociones, que nunca se cansan de acompañarme.
De vez en cuando, me repito que sólo se vive una vez (esta vida) y salgo a correr por mis sueños.

10 de diciembre de 2005

SOLEDAD BIS




Otras veces uno se siente como ese tronco, inalterable ante los elementos, inamovible ante la adversidad, seguro de sí, sin hacer “sombra” a nadie, sirviendo de reposo a la espalda de algún caminante, rodeado de flores a tus pies, sabiendo que aún sin ramas que le perpetúen, las tuvo alguna vez y cumplieron su función.

9 de diciembre de 2005

SONRISA


Vivimos sin sentido,
pero a la nada
le puede crecer
una sonrisa.

SOLEDAD




A veces uno se siente como esa hojita solitaria, a merced del viento, o la lluvia, o el sol, o lo que la naturaleza te envíe como castigo o bendición, según te encuentres. Sin cobijo ni compañía. Te sostiene y sustenta tu rama, tu tronco, tu raíz. Pero aún así te sientes olvidado. Abandonado. Y seguramente lo has “elegido” tu mismo. Decides vallar tu terreno para que no entren intrusos y al final eres tu el que no sales. No es la soledad de los ascetas que buscan su más profundo interior aislándose de la contaminación exterior, es una soledad a la carta, que nadie me moleste hasta que yo lo diga. Soledad selectiva. La condición humana de ser únicos no nos libra de la necesidad de complementar nuestra individualidad.
Sólo mejor que mal acompañado no debería ser un tópico. Pero muchos elegirían vivir con el mismísimo demonio antes que pasear, comer o dormir solos.
Cuando uno no sabe como estar consigo mismo, como coño puede convivir con otros.

7 de diciembre de 2005

CARTA (IV)


La sonrisa es tan elástica como el ánimo.
¡Siempre llegas a tiempo del preciso instante en que no sólo te necesito sino que eres indispensable!
Lentamente, la evidencia con que debemos admitir que alguien que no seamos nosotros siempre tendrá un biombo, una cortina o un cajón que no abriremos o descubriremos (por torpeza o inevitabilidad) aclara la importancia de volcarse en el segundo y no apartar, casi nunca, la mirada de lo que estamos siendo ya.
Como tú me enseñabas, el verdadero regalo que nos queda siempre, tras los que pasan como transeúntes por nuestras vidas, es lo que hemos sido, porque ellos se han arrimado a nosotros o la vida ha decidido compartirnos, y lo que somos después, con su huella encendida.
Soy feliz (si este es el adjetivo adecuado, no lo sé) porque quienes me rodean me hacen sentir mejor persona.
Y empiezo a amar a un alguien señalado por la potestad de mis sentimientos, a pesar, incluso, del sentido de su amor, que descubro día a día más fuerte, más sincero, más asombroso.
Sin embargo no me asusta la amenaza rotunda del verano porque, por encima del mañana, está este hoy en el que me sorprendo.
A veces, yo llamo a la tristeza pues necesito su humanidad para detener la aceleración de la “vida de un trago”.
Sentarme con ella significa abrir las puertas a todos los perdones y relajar la guardia diaria de no fallar jamás a las expectativas de todo lo que contenga el día iniciado.
Me apenan aquellos que tanto la huyen y la temen porque se escapan de una parte de quienes son.
En casa las tristezas se reúnen, a menudo, de madrugada y lo inaudito, para mí, es que pocas veces faltan los bastones o las compañías tumbadas junto a la rendición momentánea de cada uno de nosotros.
Creo que ella te conoce bien, desde hace años pero aún no me he atrevido a hablarle de ti.
Me faltan las puestas de sol.
Si las tuviera cerca, te las enviaría a ti (que eres más dueño de ellas), pero siempre hay excusas para no encontrarnos: distancia, ocupaciones. ...
Te diría... que los años no pasan en balde y todo el que eres merece ser derrochado sobre o dentro de una mujer que te sienta y presienta justamente... ¿Quién lo decide?
Si yo eligiera, te regalaría a Venus.
Aunque, después de todo, el “carpe diem” iza la bandera más lógica y emotiva.

4 de diciembre de 2005

CARACOL ESPINADO



Este caracol no escuchó nunca a Maná y su “corazón espinado”. Si lo hubiera hecho no se habría internado en esa selva de pinchos en el cactus. También a los animales, lentos y babosos, aún con traje acorazado, se les espina el corazón.
Como a mí, que me gusta más el pescado con espinas que un trozo de atún. Desmenuzarlo con los dedos, como aprendí en Indonesia, y comérmelo con una sola mano, la otra es para limpiarse donde la espalda pierde su nombre.
¿Por qué sentimos “pinchazos” en el corazón?
¿De verdad son las espinas?
Tenemos un complejo cerebro que envía estímulos a diestro y siniestro sin avisar, y al corazón, por eso de que tiene buen corazón, le envía corrientes de alto voltaje, ¡Ahí va eso!, y sin libro de instrucciones.
A veces bombea como loco, otro corazón le envía señales de humo.
Otras veces no le sale ni una gota, los aspersores están taponados con lágrimas salinas.
De cualquier forma le remite los latidos al cerebro: “Enciende el piloto, tengo un pinchazo”. Devuelve la pelota a su tejado. De aquí para allá. De allá para aquí. Y el estímulo se va diluyendo. Apaciguando Desgastando. Solo que a veces hay espinas tan clavadas que no quieren irse. Y como el caracol hay que sortearlas.

2 de diciembre de 2005

HAN CERRADO EL LIMBO




No recuerdo quien dijo aquello de “soy ateo, gracias a dios”, pero va bien para el tema. Escucho en la radio que los “cerebros” del Vaticano han “cerrado”el Hotel Limbo, destino turístico de las ánimas de los bebés no bautizados. Es realmente vergonzoso. ¿Dónde trasladarán a las inquilinas almas que pasaban su eternidad allí?
¿Y los puestos de trabajo de la plantilla del Limbo?
¡Qué morro!, también hay especuladores en el cielo. Seguro que ahora recalifican los terrenos y construyen chalets de lujo.
La Iglesia ha perdido su crédito. ¡Y si resulta que tampoco hay infierno!, que algún agujero de ozono celestial lo está apagando.
Del cielo prefiero no hablar, es lo único “vendible” de la inmobiliaria “Iglesia & cía constructores”. Lo único que da sentido a morirse, ir al cielo. Eternidad etérea. No más guerras. No más hambre. No más impuestos. No más cuernos.
¡Ay!, cuando la Iglesia decida contarnos la verdad, será tarde.

1 de diciembre de 2005

VIDA TRÍPTICA (A Cis)



La vida te ha dado un mensaje
cifrado muy lentamente.
Duro como lo más duro
porque lo blando no te agrada.
Lo profundo tiene vida
y el dolor que nadie quiere tiene vida.
Detienes el tiempo en tus cuadros
y el espacio se te escapa.
Nadie puede ver lo que tú ves
porque no miras con los ojos.
Nadie puede vivir lo que tú vives
porque sencillamente no se puede.

1997

No sé si es un arquitecto con alma de pintor o al revés. De cualquiera de las maneras la mayoría de sus trazos son duramente rectos, predomina la línea al círculo. Tal vez por eso la vida le ha circulado. Le ha encerrado en una silla de ruedas con la excusa de la Esclerosis. Le ha jugado una mala pasada.
Es una lección difícil de interpretar, peor de asimilar y no hablemos de aceptar.
No le conocí en su juventud, ahora la sonrisa se le ha endurecido, pero la tiene clara para quien él decide entregar. Ya no tiene nada que perder. Cuando en algún momento crees perderlo todo, empiezas de cero a ganar cosas.
Pronto,-me contó-, ya no podrá pintar, otra prueba más que le impone la vida nadie sabe el porqué. Ni él. Pero sé que se expresará de cualquier otra forma. Las “putadas” de la vida siempre tienen dos caras. El escogerá la que tenga sentido.
Te quiero Cis.