Bueno…allá voy…ahora cierro los ojos…para hablarte desde mi centro oculto…
No sé cuidarme, me centré tanto en comprender y en pensar que ahora me cuesta caminar, relajarme, parpadear, sonreír, dejarme seducir, decidir cuáles son mis sueños…
¡Qué fácil hasta ahora tener la excusa en los demás para existirme!
Pero ahora me tengo que decidir…escuchándome tan solo a mí…ya no me sirven las razones de otros para dar sentido a mi tiempo…y ¡vaya!...crisis interior…¿qué quiero yo?
No estoy segura… ¿una casa?, NO, ¿un amor?, no estoy segura, ¿un hijo?, no, ¿conocer mundo?, quizá…
Quiero sentir la libertad que desconozco, ésa que se separa por una delgada línea roja de la soledad, cuyo rostro tan amigable me resulta.
Estar sola es una concesión generosa de mi tiempo aquí…pero hacer durante este tiempo mío algo por mí…bueno...es otro cantar con tonos más difíciles.
He empezado a hacer meditación y desde que comencé los sueños nocturnos se me han revolucionado.
Antes huía de mis pesadillas y ahora las persigo…Antes era la víctima y hace algunas semanas, o meses, que si los monstruos oníricos me amenazan los miro de frente y luego, o lucho o escapo…
Se me está despertando un lado instinto, esencial, vital, que no había invocado pero que me gusta porque me da más fortaleza y una espontaneidad asombrosa.
Tengo que irme de la asociación. Han sucedido cosas negativas para todos desde que estoy contratada: enfrentamientos, rivalidades hasta ahora disimuladas, agotamiento de los poquitos que estaban implicados…Se están dando por vencidos los papás y sin ellos esto no es nada.
Si yo me voy, ellos reaccionarán y darán una inyección de vitalidad a esto que tanto les ha costado y que están dejando a la deriva.
Luis se dedica al machaque psicológico…pero ya no tiene poder sobre mí…aunque a veces se me hace duro darme cuenta de su laberíntica cabecita aniquiladora…El también necesita perderme de vista para reaccionar.
Con los niños hay magia. Son extraordinarios…la pureza de un niño…por muy duro que sea…tiene una atracción innegable. Ellos han sustentado mi coraje interior.
Siempre que alguna sombra pensante me inquieta, ellos, sin ser conscientes, me colman de ternura.
Agradezco a Luis esto. Ha merecido las penas…con ellos he curado muchas heridas del pasado y se me ha nutrido el alma.
A menudo para crecer por dentro hace falta envejecer por fuera con pequeños golpecitos.
Estoy extraña ahora conmigo mismo…dubitativa…en busca de brújulas que me tienten…
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