9 de octubre de 2006

CASA DE AMADOR




Fue una inesperada y maravillosa sorpresa. Acompañé a Amador a visitar a su perro enfermo a la casita de madera que se construyó en pleno paraje selvático para huir y esconderse del duro trabajo en su hotel. Quedé boquiabierto, está construida sobre un riachuelo, sin más luz que unas velas y con la única compañía del festival de ruidos propios de una selva, pájaros y más pájaros. Le pedí quedarme una noche y ya me apañaría para regresar al día siguiente, hay un pueblecito a pocos kilómetros de aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué pasada...! Yo me quedaría un mes... ¿La alquila?.
Saludos.