10 de marzo de 2006

DAR CONSEJOS


“Hace falta toda una vida para aprender a vivir”, reza un dicho de no sé quien, y ni siquiera en esa última etapa de la vida en la que uno parece saberlo todo y no sorprenderse de nada se deberían dar consejos.
En primer lugar porque cualquier verdad puede ser relativa y porque nunca se llega a una última conclusión.
Y en segundo lugar porque los receptores son tan diversos y dispares como sus momentos y circunstancias.
Entiendo el alivio que supone cuando uno se siente perdido escuchar unas palabras que le ayuden a buscar una salida o le aflojen la presión de su responsabilidad, para eso están los amigos.
Entiendo igualmente las palabras de un experto profesional a cualquier aprendiz.
Pero cuando uno no busca y mira con sus propios ojos y siente y decide con su corazón arriesgándose a coger un camino y asumiendo los tropiezos, difícilmente llegará a encontrar o resolver lo que pretende.
De cualquier forma, cuando un anciano habla, escúchalo y tenlo en cuenta.

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