8 de noviembre de 2005

PAZ EN CALA D´HORT (VI)


Creer en la gente para poder confiar en ella
y esperar una respuesta que nos satisfaga.
¡En qué cabeza cabe!
Es un lenguaje tan ambiguo que sirve para cualquier fin.
Un dictador cree en su gente,
confía en que le sigan ciegamente
y espera que luchen y mueran por su idea.
Un banquero cree en sus clientes,
confía en que le depositen sus bienes
y espera que nunca le abandonen.
Un político cree en sus votantes,
confía en que le sigan
y espera que no cambien de partido.
¿Para qué o porqué tengo que creer yo en la gente?
¿Para confiar en que no me hagan daño?
¿Para esperar que sus ideas sean como las mías?
¿Para que juntos hagamos un mundo mejor?
¿Mejor para quién?
Hoy tampoco es mi día.

JULIO,2005

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