18 de noviembre de 2005

SUERTE




Soy un tío con suerte. Siempre encuentro lo que busco. La clave es sencilla. Cuando encuentro algo me digo que lo estaba buscando. Así nunca falla. Mi búsqueda es tan intensa y extensa que me paso el tiempo encontrando.
Cuando escudriñas en tu mente, cuando rebuscas en el corazón, cuando te juegas la piel (es un decir), cuando ahondas en tus adentros, qué difícil es no encontrar.
Todo lo que miro, que no es todo lo que veo, me quiere decir algo. Lo miro y lo remiro, lo guardo en la retina y, a veces, cuando llevo mi ojo de repuesto, lo fotografío para volverlo a mirar más tarde por si mi retina tiene altzeimer. Siempre veo cosas nuevas en la imagen y trato de reinterpretar el mensaje: ¿Qué me estará queriendo decir?
Son como los síntomas que el cuerpo usa para decirte que algo te va a pasar. Me encuentro mal –te dices-, ¡y lo que te llegarás a encontrar, so tonto!, si no interpretas bien lo que el cuerpo te intenta decir.
Me he perdido, ¿Qué tendrá que ver esto con la suerte?, tal vez quería decir que buscar cualquier ilusión, cualquier sueño, cualquier cosa, es reconfortante y enriquecedor (incluso más fácil que buscar trabajo o piso). La suerte viene añadida.

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