25 de noviembre de 2005

PINZAS



A veces nos parece que nuestra vida pende de un hilo. Suele ser un hilo imaginario. Un hilo mental. Como la ropa prendida con pinzas de una cuerda a merced del viento y la lluvia, así es a veces nuestra vida.
Somos todo lo débiles que la naturaleza nos permite.
El amor nos desequilibra. El dolor nos aterra. La envidia nos corroe. El poder nos corrompe. El miedo nos esconde.
¡Pero sabes qué!, que la debilidad es lo único que nos vuelve fuertes. La caída al vacío nos mantiene en pie. Bajar a los infiernos nos convierte en luchadores. Sufrir dolor nos enseña a soportarlo. ¿Qué clase de bicho es el ser humano?
No puedo creer que la vida sea tan idiota como nacer para encaminarte a morir. Tiene que haber algo más. No hablo de dioses sino de algo que no nos han contado.
Si nos dijeran que la muerte no importa, que lo importante es como vivimos, ¿Por qué nos aterra tanto?
Si fuera que lo importante es saber morir, vivamos como vivamos, ¿Por qué nos aterra tanto?
Y si nos dicen que el destino ya lo ha previsto todo, ¿Por qué nos aterra tanto?
Si fuéramos capaces de soltarnos con nuestras manos las pinzas de la cuerda, bajar a tierra y saltar a la “comba”, o caminar sobre ella cual funambulita.
La vida está ahí, la muerte también, vivir y morir, los dos grandes miedos ya resueltos,…los demás miedos son tan ínfimos.

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