5 de febrero de 2006

CARTA XIII


Me he sentado en el limbo simbólico de una misma y se han espabilado los sueños.
Sé, tras la reflexión, que estoy aquí y sé que amo, a pesar de las amenazas y las dificultades.
Sé que cuando toco su piel siento la corriente que le anima a la vida.
Sé que si tiene dolor lo siento antes de que le lo cuente.
Sé que no puede anteponerse a lo que conozco de él, que no tiene tantas defensas como piensa, que no está tan acorazado como se figura.
Sé que me duele el sufrimiento que no soy capaz de suponer por el que se ha armado de temores y fortalezas víricas.
Sé que vivo y eso es lo que cuenta en esta descuenta temporal.
Mañana no quiero decirle que lo amé.
Es hoy mi momento para él.
Voy a vivirlo hasta donde me lleve el límite de este amor.

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