Fue un viaje emocionante desde el principio, Chihuahua, ciudad extraña, por tanto interesante, cuna de Pancho Villa y su revolución contra los yanquis, ¿Os acordáis del tesoro de Sierra Madre?, pues todavía lo buscan por allí.
Nuestra intención, viajaba con mi amigo Luis, era coger el tren Chepe (Chihuahua Express) que recorre a través de Sierra Madre y la tierra de los Indios Tarahumara, atravesando unos ochentas túneles y otros tantos mismos puentes de hierro que van enlazando montañas convirtiéndolo en uno de los más espectaculares recorridos en tren que existe.
Llegamos al Mar de Cortés y pasamos en barco a Baja California, desde allí nos dirigimos en coche alquilado hacia el norte unos 1000 Km. Atravesando bosques de cactus y playas abandonadas hasta llegar a la Laguna de San Ignacio en la que esperábamos ver a las ballenas que en esa época se paran allí a procrear. Todavía después de casi nueve años mi corazón palpita cuando siento la piel de un cetáceo de 25 metros acariciado con mi mano desde la barquita de escasos cuatro metros.
Después bajamos unos 2000 Km. hasta Los Cabos para coger un vuelo de regreso, era un lugar demasiado turístico pero nos relajamos en un buen hotel.
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